Mutualismo: la economía de la reciprocidad
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Mutualismo: la economía de la reciprocidad
El ITESO es el escenario del XII Foro Internacional del Mutualismo. Durante la inauguración y el primer panel del programa fue posible conocer cómo este modelo de economía solidaria ha permitido que millones de personas en África, Europa y América mejoren su calidad de vida a partir de la solidaridad y la cooperación.
Édgar Velasco
Hospitales y servicios sanitarios, también cajas de ahorro y previsiones funerarias y vivienda social, también proyectos turísticos y culturales, también jubilaciones y casas de retiro y guarderías. El alcance que pueden tener los servicios que ofrece el mutualismo parece no tener límites, como tampoco parece tener fronteras: en casi todo el mundo hay asociaciones que promueven este modelo, que tiene como base la economía social y solidaria. Lo que sí tiene son ganas de encontrarse, conocerse, compartir experiencias. Por esta razón el ITESO es la sede del XII Foro Internacional de Mutualismo, que con el lema “Un hacedor de puentes para un futuro con mayor bienestar” llegó al Auditorio Pedro Arrupe, SJ, para constituirse como un espacio de reflexión en torno a esta propuesta que tiene como pilares la solidaridad y la cooperación entre las personas.
Alexander Zatyrka, SJ, rector del ITESO, dio la bienvenida a las y los participantes del foro a través de un videomensaje en el que comenzó felicitando a los organizadores del foro por “construir un modelo económico justo, solidario y humano”. Dijo que el del mutualismo es un tema que cobra relevancia en el contexto económico actual, en el que pareciera que algunos sectores económicos buscan “una guerra de poder para doblegar a quienes antes eran aliados”, mientras que el mutualismo es “una práctica económica y una filosofía de vida basada en la empatía, la solidaridad y la reciprocidad. El mutualismo es una alternativa viable para una economía sostenible con beneficio para todas y todos”.
El Rector también destacó la apuesta que ha hecho el ITESO por construir una economía al servicio de la comunidad a través de iniciativas como el Laboratorio de Intervención y Formación en Economía Social (LIFES) y, en general, el trabajo que realiza el Centro Universidad Empresa, así como los Proyectos de Aplicación Profesional y las asignaturas que buscan formar “jóvenes líderes emprendedores que sean capaces de iniciar la transformación de las sociedades”. En ese sentido, finalizó, la universidad es un aliado estratégico para avanzar en la construcción de una “economía más humana, justa y sostenible”.
Jorge Rocha Quintero, director de Integración Comunitaria del ITESO, de igual forma destacó el papel que puede desempeñar el mutualismo. “En un contexto marcado por la desigualdad, la fragmentación social y la instrumentalización del trabajo, estos espacios de diálogo son indispensables”. Expresó también que la economía social y el mutualismo son “una alternativa fundamental” y agregó que también son una manera de honrar el legado del papa Francisco, ya que él “apostaba por una propuesta económica más solidaria y de cooperación”.
Sobre el trabajo que realiza el ITESO, explicó que cubre tres dimensiones: la formación de líderes comunitarios con un enfoque en el cuidado del territorio para poner la economía al servicio de la vida; el acompañamiento de procesos de cooperativas, colectivos y mutuales, y la construcción de puentes entre actores sociales, de gobierno y la academia para impulsar políticas públicas porque, añadió, “el mutualismo transforma vidas, genera soluciones duraderas y con sentido humano”.
También tomó la palabra Germán Chávez Briones, presidente de la Confederación Nacional de Sociedades Mutualistas de México, quien dijo que la realización del foro es “una experiencia grandísima que alimenta y fortalece”.
Luís Alberto Silva, presidente del Consejo de Administración de la Unión de Mutualidades Portuguesas y vicepresidente por Europa de la Unión Mundial de la Mutualidad (UMM), celebró la oportunidad de conocer experiencias de los continentes presentes en el foro y reiteró la idea recurrente de las intervenciones: que el mutualismo permite avanzar hacia una sociedad “más humanista. En un mundo marcado por el radicalismo, el mutualismo es la construcción colectiva de puentes sólidos entre territorios y sectores; entre países, culturas y experiencias para aprender unos con otros”.
Después tuvo lugar la intervención de Moulay Brahim El Atmani, representante por África de la UMM y también su presidente mundial, quien describió el foro como “una plataforma esencial de intercambio y colaboración”. En sus palabras destacó el impacto que ha tenido este modelo económico en Marruecos, donde el trabajo de las organizaciones mutualistas ha permitido ofrecer cobertura médica a los sectores informales y grupos vulnerables, logrando la cobertura universal de los servicios de salud. El Atmani dijo que el modelo marroquí tiene tres pilares: “Un marco regulador en evolución, la digitalización de los servicios y un compromiso con la formación y la sensibilización entre la población para generar una cultura del mutualismo”. Añadió que Marruecos es una referencia en África y que aspiran a fortalecer la cooperación con otros países y compartir su experiencia. Finalmente, refirmó el interés por “explorar vías de colaboración para fomentar el intercambio de conocimiento y avanzar a un futuro más equitativo y solidario”.
Para cerrar la inauguración y declarar el inicio formal de los trabajos, tomó la palabra Andrés Román, presidente de la Organización de Entidades Mutuales de las Américas (Odema) y vicepresidente por América de la UMM, quien celebró la presencia de sus pares para Europa y África, así como de todas y todos los asistentes en un “espacio de integración para una causa común: el compromiso del mutualismo por alcanzar un futuro de bienestar”. Manifestó que el foro habría de permitir el intercambio de ideas, el fortalecimiento institucional y la creación de redes para trabajar “con más fuerza que nunca en un momento de desafíos crecientes”. Destacó cómo el mutualismo puede contribuir en resolver necesidades en muchos ámbitos, como la salud, la educación, la cultura y el financiero, “contribuyendo con la comunidad donde más se necesita. Es un nexo para alcanzar un futuro con más equidad”.
Mutualismo continental
La primera actividad del Foro Internacional de Mutualismo fue el panel “Transformando comunidades: el impacto del mutualismo a nivel mundial”, en el que se pudo conocer el trabajo que se está realizando en Marruecos, en Europa en general y en Portugal en particular, así como en América.
La experiencia marroquí fue contada por Fouad Moutaoukil, director de la Mutual General del Personal de Administración Pública, quien expuso cómo gracias al trabajo conjunto entre el gobierno y las asociaciones mutualistas han logrado la cobertura sanitaria universal en aquel país africano. Explicó que la base del proyecto es atender la salud como un derecho humano fundamental al que las personas deben acceder sin que se vea impactada su capacidad financiera e hizo énfasis en que esto también incluye que los servicios de salud sean de calidad para todas las personas. “La protección social permite reducir la pobreza y la vulnerabilidad, además de que es un medio de justicia social y una palanca de desarrollo sostenible”, dijo Moutaoukil.
Señaló que el papel de las asociaciones mutualistas se basa en principios no lucrativos, la administración democrática y participativa, la solidaridad y la cooperación, priorizando la autonomía de las personas. También mencionó que el trabajo con las mutualidades ha permitido instalar estaciones de proximidad en todos los pueblos marroquíes, lo que se ha traducido en la atención de 28 mil 343 beneficiarios de las caravanas médicas. Entre los retos enlistó la accesibilidad, el trabajo con los afiliados para definir las contribuciones y alcanzar el equilibrio financiero.
Andrés Román, de la Odema, dijo que desde su creación en 2004 la organización ha ido multiplicando sus fuerzas y sus alcances para “cumplir con la premisa de ser un sistema de ayuda mutua, sostenible y eficaz”. Mencionó que han trabajado en tres líneas: la representación, con presencia en organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo o la Organización de Estados Americanos, entre otros; la integración regional, y la capacitación para el desarrollo. Expuso que hay más de 20 millones de beneficiarios en la región y dijo que en América el mutualismo trabaja para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y crear un piso mínimo de protección social. “Las mutualidades son verdaderas agentes de cambio”, dijo Román.
Finalmente, Luís Alberto Silva expuso el caso portugués y europeo. Dijo que en Portugal es posible rastrear iniciativas mutualistas desde el año 1176 y los primeros decretos para oficializar su trabajo datan de 1891. Actualmente hay 101 asociaciones y 1.5 millones de socios, cuyo trabajo ha beneficiado a 2.5 millones de personas, lo que representa un cuarto de la población portuguesa, con labores en los ámbitos de los servicios sanitarios, de salud y la acción social, entre otros. “El sector mutualista presta servicios complementarios sin fines de lucro ahí donde el Estado no llega”, dijo Silva.
Respecto al caso europeo, dijo que cada país tiene enfoque en diferentes prioridades. Puso como ejemplo a Francia y España, donde la fortaleza es el tema de la salud; Bélgica, donde la prioridad es la cobertura (todos los ciudadanos deben estar asociados a un grupo mutualista), e Italia, donde se trabaja con los movimientos sociales. Entre toda esta diversidad, dijo, hay cuatro principios fundamentales: la solidaridad, la democracia participativa, la búsqueda del beneficio común y el acceso voluntario y no discriminatorio.
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